Sigo la llamada paleodieta o dieta
evolutiva desde julio de 2012, o al menos una versión de ella, porque al no ser
una dieta con copyright (y no miro a nadie) e intentar adaptarse a lo que va
descubriendo la ciencia sobre nutrición, no hay un manual oficial de la paleodieta que seguir. Yo voy a intentar
resumir de un modo genérico los rasgos más importantes de esta dieta y las
excepciones y adaptaciones que cada uno puede hacer.
Lo primero es que aunque se llame
paleodieta no significa que haya que comer igual que un hombre del paleolítico,
ni todo crudo ni nada por el estilo. Pero sí hay un rasgo que diferencia la
alimentación de los hombres del paleolítico de la de los del neolítico:
agricultura y ganadería. La aparición de ambas, sobre todo de la agricultura,
cambió por completo la dieta humana, no siempre para bien.
Hay varios libros que explican todo
esto bastante bien y en la pestaña de arriba que se llama Lecturas hay una lista de libros y blogs que habitualmente leo y,
aunque a veces esté de acuerdo y a veces no, me proporcionan información fiable
sobre nutrición.
En todo caso es importante conocerse
a sí mismo y probar, valorar qué alimentos te sientan bien y cuáles no, y para
eso a veces hay que eliminarlos y luego reintroducirlos poco a poco.