lunes, 23 de noviembre de 2015

Del Síndrome de Fatiga Crónica al Pódium (III): El dolor

Cuando los pensamientos duelen 

Es posible rastrear en la memoria para encontrar rasgos de nuestra personalidad que ya aparecían en la más tierna infancia. Yo me recuerdo a mí misma pensando de manera consciente y preguntándome si el resto de personas también lo hacían. También recuerdo muchos días de juego interrumpido por un insistente y recurrente dolor de cabeza. Durante años, siendo todavía niña, fui examinada por diferentes neurólogos. Guardo recuerdos confusos de electroencefalogramas y resonancias magnéticas en la época en que los ruidosos aparatos de resonancia magnética eran algo raro y exótico. Una vez descartadas las más graves patologías que pudieran haber estado detrás del dolor la única cosa que podía hacer era acostumbrarme a algo que, por lo visto, iba a acompañarme siempre. Así que me acostumbré a vivir la vida con dolor. Había épocas en las que el dolor aparecía casi cada día y yo no podía o no quería paralizar mi vida por ello. Afortunadamente esas épocas se intercalaban con otras mejores pero lo cierto es que desde muy pequeña he sufrido dolores de cabeza que los médicos diagnosticaron como migraña.




Vivir con dolor no es una elección, simplemente es algo que sucede. Mi manera de llevarlo era, supongo, parecida a la manera en que millones de personas se enfrentan a esa dolencia. De vez en cuando tomaba analgésicos, algunos genéricos (AINEs) y otros específicos para la migraña, pero en otras ocasiones me resistía a tomar fármacos. No tomar pastillas contra el dolor no formaba parte de un plan de resistencia estoica, simplemente pasaba que en muchas ocasiones los analgésicos no hacían ningún efecto sobre el dolor de cabeza y además dañaban mi estómago. 

Aprendí a convivir con ese dolor cotidiano que se convirtió en el paisaje de fondo de mi vida que además a menudo se veía sobresaltada por múltiples afecciones respiratorias y digestivas. Todo ello aliñado con una anemia recurrente que, por lo visto, formaba parte de mi naturaleza. A parte de todo eso yo me consideraba una persona saludable que incluso hacía deporte.